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miércoles, 8 de octubre de 2014

DEIFORME



He de decir que aborrezco el mundo de la moda. Odio que unas personas digan a otras como vestir y actuar, y más aún que un criterio o color deba estar por encima de otro. Además los fulanos que dirigen el cotarro son cuanto menos turbadores…
Laggerfeld???

Victorio y Lucchino (no están en la Fábrica de Chocolate)

Pero por encima de todo odio la el mundo de la moda por el patrón de belleza que quiere implantar. No sé si debido a la excusa de la importancia de la prenda o a la alta proporción de diseñadores gays buscan una modelo de mujer sin curvas ni rasgos femeninos.

Y eso a mí, y me consta que no estoy solo, me solivianta. Nos quieren vender un modelo andrógino asociado a un modelo morfológico anglosajón, cuando a todos se nos van los ojos con un modelo morfológico “carnaval de Río de Janeiro”. 

Por eso odio el mundo de la moda, porque como herederos de la moral victoriana o de la Iglesia más recalcitrante, se ha empeñado en negar “la carne” como volviendo al rollo aquel del pecado original.
Y cada sí y cada no nos han querido vender una serie inacabable de “guapas” como las mujeres más bellas del mundo. Sirvan como ejemplo la tísica politoxicómana Kate Moss, Anne Hathaway (la catwoman menos sexy de la historia) o la inconcebible pirata Keira Knightley.
 
 
Cada una de ellas ha debido ser maquillada, digitalizada y remasterizada para esconder que en realidad no tienen chicha ni limoná.

Por eso la siguiente noticia me ha encantado. Se ha encontrado una modelo anglosajona suficientemente potente. Pero no lo han hecho los gurús de la moda y el estilismo (que sospecho no entienden de mujeres) sino un estudio universitario que asegura que tiene proporciones cuasi divinas. Desde luego, Kelly Brooks no es la negación de la carne.
Kelly Brooks con su discreto novio
Pero cuando más contento estaba, mi gloria se vino abajo al saber que al menos uno de los estudio estaba patrocinado por un prestigioso cirujano plástico. Vamos, que si unos quieren vender la negación de la carne a través de la delgadez extrema otros quieren vender la tentación de las curvas a través de la silicona… Qué castigo divino, diferentes cabezas de un mismo monstruo…


Al final, sólo me queda agarrarme a los verdaderos pensadores independientes, aunque sean tan rematadamente sobrados como Arturo Pérez-Reverte.

En su twitter encontraréis más lindezas.
Volveré para quedarme

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